27 de julio de 2011

Agua inteligente

La ONU puso en marcha el 
pasado 22 de marzo, Día Internacional del Agua, la campaña Agua Inteligente. Cada día desembocan en ríos y mares más de dos millones de toneladas de aguas residuales que deterioran el recurso más básico de toda forma de vida. Sin agua dulce en condiciones, no es viable la vida humana ni ningún ecosistema. La falta de una gestión y tratamiento racional de los residuos humanos, industriales y agrícolas es la causa de la creciente escasez de agua potable, que viene provocando anualmente más víctimas mortales que la guerra.

La mayor parte de la superficie de nuestro planeta está cubierta por agua. Sin embargo, sólo un 2, 5% es potable (incluyendo la que contienen los glaciares y las aguas subterráneas). Así pues, toda la biodiversidad de nuestro planeta, nuestra propia supervivencia, las cosechas y la viabilidad de nuestra industria dependen de cómo gestionemos esa porción de agua, por lo demás, muy desigualmente distribuida por el planeta. 


 
Los pronósticos apuntan a que, incluso con independencia de los efectos del cambio climático, el agua será en un futuro muy próximo un recurso cada vez más escaso; mientras más crezca nuestra industria y la de los países en vías de desarrollo, más aumentará la demanda de agua potable. 

Nuestro futuro depende de la gestión que hagamos del agua. No hay desarrollo o discurso ecologista sostenible si no advierte la perentoria necesidad de gestionar responsablemente el agua. Desde As Salgueiras, nos sumamos a esta campaña de la ONU y  a la reflexión sobre cómo administrar responsablemente este recurso básico para nuestra subsistencia.

21 de julio de 2011

Diseñando juegos infantiles en Galopín Parques

Por Pablo Gallego

Los procesos merecen ser explicados, de ellos se aprende y con ellos adquirimos y transmitimos cultura.
El diseño de juegos infantiles no es tan sencillo como pueda parecer a simple vista. A las dificultades habituales de cualquier elemento que se va a construir, como un diseño eficiente y atractivo, durabilidad, facilidad de transporte y de montaje, etc. se le añaden otros condicionamientos como los normativos, la jugabilidad, los aspectos pedagógico y sociológico o la seguridad, entre otros.
 
Partiendo de la premisa de una intervención en área natural, se precisaba un proyecto muy cuidadoso con el entorno, donde los juegos infantiles se integrasen perfectamente en la naturaleza y permitiesen al niño descubrir el juego de forma implícita, sin indicaciones evidentes.

El proyecto en Goian demandaba un cierto carácter anónimo, es decir, que no se podían considerar juegos infantiles de la misma manera que en un entorno urbano. Todo el proyecto gira en el empeño de evitar esto, anulando cualquier tipo del mal llamado mobiliario urbano, como por ejemplo, unas barandillas que indiquen una escala de lo conocido. La presencia de una fortaleza y un paisaje tan espectacular como el del Baixo Miño obligaba a un cierto anonimato para reforzar estas preexistencias.

Asimismo, otra de las preocupaciones principales se centraba en crear juegos que nos devolvieran a la infancia, donde en un bosque con un par de troncos se creaba todo un mundo. Tal vez sea pretender mucho, pero la idea era evitar la direccionalidad o determinación de algunos juegos, que obligan a todos los niños a interactuar de la misma forma. La intención ha sido generar en los niños la pregunta de cómo jugar con los distintos elementos, incitarlos a probar y descubrir, resolviendo esa duda con la recompensa personal del descubrimiento y la sorpresa.
 
Desde los primeros bocetos, se consultó al equipo técnico de Galopín visitando su taller para un análisis de las posibilidades teniendo en cuenta materiales y normativa. El contacto con los artesanos y los técnicos en el taller fue dando forma a un trabajo culminado con la visita de mi hijo; él fue el que probó los juegos recién salidos de taller y sus reacciones e impresiones acerca de ellos nos dieron las claves para mejorar el diseño.

Un niño jugando siempre es la mejor prueba de la calidad de un diseño y de sus posibilidades lúdicas.

11 de julio de 2011

Crisis y autoestima


Por Miguel Moreno


Una sana autoestima nos ayuda a emprender tareas, a implicarnos en iniciativas beneficiosas para nosotros o para nuestra comunidad. Ahora bien, si nuestra autoestima fuera demasiado alta, podemos tener aspiraciones completamente alejadas de la realidad, hacer planes temerarios e ir por la vida con el prejuicio de que somos bienvenidos en cualquier parte a cualquier hora. Hay, además, un rasgo típicamente asociado a una autoestima desmesurada: la baja tolerancia a la frustración. Si, por ser uno quien es, tiene unas expectativas desmedidas, un día u otro su encontronazo con la realidad puede ser monumental. El contraste entre sus expectativas y la decepcionante realidad hará más doloroso ese encontronazo. En cambio, quien tiene baja autoestima no suele pedirle mucho a la vida, luego pocas decepciones le puede traer.
La literatura sobre la autoestima hoy es oceánica. Proliferan los libros que, al parecer, te explican cómo tienes que ser tú mismo y mejorar tu autoestima. El psiquiatra Luis Rojas Marcos asociaba la autoestima en España con el suicidio: «Si usamos la tasa de suicidios como indicador del estado emocional de un pueblo —algo que propuso el respetable sociólogo francés Émile Durkheim—, la proporción de estas trágicas despedidas en España se encuentra entre las más bajas de Occidente». Así pues, en España no andaríamos mal de autoestima.
El último estudio del I.N.E. sobre las causas de defunciones en España, sin embargo, no es muy alentador. La buena noticia es que las defunciones por accidentes de tráfico se han reducido; la mala, que han sido superadas por los suicidios. Según recoge el diario El País, «los últimos datos oficiales revelan que en 2008 hubo 3.457 suicidios, una cifra que por primera vez supera a los fallecidos en accidente de tráfico (3.021). Eso significa una media de nueve suicidios diarios». Otros medios sugieren que el descenso de defunciones por accidentes de tráfico no responde a una mayor prudencia de los españoles al volante, sino a que la crisis nos ha obligado a usar menos el automóvil. Como quiera que sea, los suicidios han aumentado en España —siendo Galicia la comunidad que registra una tasa más alta, no explicable por su nuboso clima según aseguran los expertosy los medios también lo achacan a la crisis económica.
Resulta chocante que algo tan personal y dramático como el suicidio pueda analizarse en términos sociológicos, pero parece que, al menos desde Durkheim, la sociedad en la que vivimos y las expectativas que genera tienen mucho que ver con el suicidio, con lo que Albert Camus entendía como la cuestión filosófica de mayor importancia: «No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena ser vivida es responder a la pregunta fundamental de la filosofía». Si el suicidio tiene que ver con la autoestima, ¿nos hemos hecho últimamente demasiadas expectativas? ¿Tenemos una autoestima más baja que antes? ¿O nos hacemos más vulnerables mientras más bienestar disfrutamos?

6 de julio de 2011

FESTA DO VERÁN 2011

Por Comunicación As Salgueiras.


O pasado 11 de xuño do 2011, reunímonos en As Salgueiras, moitos de aqueles que cada día desenvolvemos as actividades da fundación. Os fisioterapeutas, pacientes e familiares de pacientes que acuden as sesións de equinoterapia loitando pola saúde. Os galeristas e artistas que preparan accións artísticas relacionadas coa paisaxe. Arquitectos e paisaxistas relacionados coa recuperación e posta en valor da finca. Gandeiros e traballadores de cada día na fundación. Redactores deste blogue. Urbanistas, paisaxistas e sociólogos que traballan no deseño de parques urbáns ou áreas de uso público na natureza. Profesores e investigadores que preparan as súas publicacións através de Ediciones As Salgueiras. Membros de asociacións sociais que nos visitan, nenos, nenas e xóvenes das nosas familias que pasaron o día xogando en liberdade.

A todos, gracias por facer As Salgueiras loitando con nós pola saude, a cultura, a natureza e o desenvolvemento rural.





1 de julio de 2011

Luna retrasada


Por Paco Sánchez

Escribo a primeros de febrero, en un sábado que amaneció frío y con una niebla pegajosa que se agarraba al mar, al asfalto y a las casas. Cuando el día viene así, para animarnos, decimos: «¡Esto levanta!» Sin comprobarlo en el periódico, fui a buscar a mi hermano y marchamos hacia As Salgueiras a visitar a un amigo.

La niebla se iba deshilachando por los bordes de la carretera y se replegaba poco a poco y en desorden hacia las cimas de los montes. Cuando llegamos, había un sol tibio y tímido, apocado. Pero pudimos percibir que la finca ya no olía a invierno: «Aunque la luna viene retrasada», dijo nuestro amigo, «ya se siente la primavera: está todo explotando, escachando, como dicen aquí». Una hilera de mimosas amarilleaba detrás de la casa, que hoy parecía más blanca, y en el patio, enfrente de las cuadras y un poco más allá de la fuente de piedra, que es también abrevadero, los camelios ofrecían sus primeras flores blancas, recién abiertas. Su mujer cortó tres de pétalos todavía apretados. Dimos un paseo largo, con calorcillo al sol y frío en las sombras. Los muchos regatos de la finca bajaban con aguas abundantes, pero sin las prisas, los atropellos y murmullos de unos meses atrás.

Había tres caballos pastando hierba fresca en una zona pantanosa con las patas clavadas en la tierra hasta las rodillas. Avanzaban penosamente y con miedo. Mi amigo me hizo notar que arriesgaban porque les gustaba mucho aquella hierba. No estaba, sin embargo, otro que se quedó espetado en las brañas hace meses, hasta que lograron sacarlo con una manitú, casi exhausto, muchas horas después.

La mañana iba pasando y yo la controlaba desde mi teléfono móvil, como un necio: miraba la hora —mi amigo no usa reloj— y atendía mensajes. Ese día tenía muchos porque me había salido un poco mejor la columna que publico los sábados. De pronto, sin una razón especial, aquel teléfono empezó a inquietarme. Me veía como esos chavales que no saben estarse quietos, que pasan la vida –como tantos adultos– pendientes de los colorines de una pantalla que se renueva sin parar con ritmo de videoclip. Quizá por eso no había visto antes las ardillas: señalé una muy alborozado y mi amigo se extrañó: «Siempre hubo», dijo en voz baja, casi avergonzada. Es muy amable, yo hubiera añadido: «Si no estuvieras tan pendiente de tu blackberry...»

Tomamos una cerveza debajo de un castaño de copa ancha, arropadora. Vinieron sus perros a frotarse contra nuestras piernas en busca de mimos. Hice una última operación con la blackberry y la arrumbé, de modo que percibí inmediatamente un nuevo olor primaveral, cuya procedencia empezamos a discutir. Luego pasamos a otras cosas de la semana, incluida una operación judicial contra unos alcaldes corruptos de la Costa da Morte. Los dos sabemos que los acusan de poco comparado con lo que se despacha en la zona, pero él contaba riéndose que el espectáculo que había montado el juez valía la pena, porque ahora andaban todos muy asustados, los imputados y los de otros lugares y administraciones, los corruptos y los corruptores. Fumamos un pitillo al sol, sin brisa ni prisa, sin frío. Nos dijo que el zorro se le había llevado tres gallinas. Ponderó mucho la astucia del raposo, que aprovechó un encierro ocasional de los perros. Mi hermano le preguntó cuántas gallinas le quedaban. Dijo que no sabía. Le daba igual. Pudimos advertir que eran cosa de su mujer, que a él, por alguna razón, le caían mal las gallinas.

La blackberry producía espasmos de vez en cuando, allí en una esquina de la mesa, para avisar de un nuevo correo electrónico o de un mensaje de Twitter. Parecía una terminal nerviosa amputada, innecesaria y fea.