30 de septiembre de 2016

CAMBIAR EL PAISAJE PARA SALVAR DETROIT

Desde la crisis de los años 80 hasta la bancarrota de la ciudad en el año 2013, Detroit se ha convertido en un símbolo de fracaso económico y social. Cuna de los tres gigantes del motor americano, Ford, General Motors y Chrysler, las deslocalizaciones y la crisis económica sumieron a la gran ciudad de Michigan en una espiral imparable de deterioro. Desempleo, disturbios, auge de la delincuencia, pérdida de población, abandono de propiedades. Hace algunos años podía comprarse una casa abandonada por un dólar, y todavía hoy, como parte de la política de reactivación, se pueden conseguir lotes de terreno urbano por apenas 100. Detroit dejó de ser el emblema orgulloso de la industria estadounidense para convertirse en una ciudad fantasma, el escenario de una película post-apocalíptica (no deja de ser una ironía que el clásico de ciencia ficción Robocop, se rodase en la ciudad).
Familias en Riverside Park, Detroit.
Detroit lucha hoy por su subsistencia. Se han puesto en marcha nuevos planes para frenar la delincuencia, se rehabilitan casas y se derriban aquellos edificios irrecuperables para generar nuevos espacios urbanos. La web oficial del ayuntamiento ofrece información sobre oportunidades de negocio pero también sobre subastas de casas y terrenos, en un intento de volver a atraer a parte de la población que abandonó la ciudad en los últimos 30 años. Algunas de las iniciativas de rehabilitación viene de mano de antiguos estudiantes de la universidad de Michigan, como el millonario Dan Gilbert, propietario de los Cleveland Cavaliers, que ha trasladado algunas de sus empresas a la ciudad, ha construido centros de ocio para los empleados y ha pedido a otros empresarios que hagan lo mismo.
Huertos urbanos en Detroit
Pero los actuales impulsores de Detroit entienden que para aumentar la autoestima social es preciso modificar el paisaje. Que no se puede salir adelante en un campo de ruinas. Por eso el ayuntamiento ha impulsado la ampliación de Riverside Park, una zona de ocio, deporte, esparcimiento, como parte del proyecto de regeneración de la ciudad. El parque comprende grandes zonas verdes, equipamiento deportivo, zonas de juegos para niños. En el año 2017 está previsto incorporar carriles de bici y de senderismo, un parque para perros y una zona de skate, atendiendo así a las nuevas tendencias de ocio urbano. Asimismo, solares y fábricas abandonadas se han reconvertido en huertos urbanos atendidos por pequeños empresarios o cooperativas, generando unos 5000 empleos, según informaciones que estos días recogían los medios. Los impulsores de estos huertos destacan no solo la viabilidad económica de la agricultura ecológica sino su importancia como parte de la recuperación de un paisaje urbano acogedor, normalizado. "Los huertos suponen una salida para muchas personas, pero el efecto que provocan en el entorno funciona también como una llamada, como una declaración de que la ciudad vuelve a ser segura, habitable", dicen.

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