22 de marzo de 2016

EL AGUA Y EL ESPACIO PUBLICO

En este blog celebramos todos los años el día mundial del agua (22 de marzo). Normalmente, lo hacemos desde la perspectiva de nuestros compañeros de Gefico, pero hoy queremos profundizar en el sentido que la une a Galopín. Nuestros colaboradores más cercanos saben que hay una razón biográfica: de una experiencia autogestionada para asegurar el suministro de agua a una pequeña aldea gallega, se aprendió para hacer algo similar generando un espacio público de calidad. Y es que tanto la intervención en el espacio público como el trabajo en torno al agua tienen en común un fuerte trasfondo de preocupación social.

En muchas plazas tradicionales, la fuente ocupa el espacio central, como punto de suministro colectivo de un elemento vital. Con el paso del tiempo, la fuente se conviritó en un elemento ornamental de gran valor simbólico, entroncado con el imaginario popular, las leyendas y la antropología. Los pozos de los deseos a los que se lanzaban ofrendas en forma de monedas, se volvieron fuentes primorosamente esculpidas que han protagonizado escenas míticas del cine y culmen de un refinamiento cultural de dioses exhumados de los mitos clásicos y tritones con chorros en sus bocas.

Las aldeas surgieron inicialmente en lugares donde el suministro de agua estaba garantizado y solo la ingeniería de los acueductos romanos permitió avanzar de la villa a la metrópolis. Más adelante, los sistemas de alcantarillado sirvieron para evitar la contaminación y las mejoras en el saneamiento garantizaron un nuevo grado de desarrollo a las ciudades. En este proceso, las fuentes públicas,  además de cubrir el acceso a un elemento vital, eran puntos de encuentro y de intercambio de información entre vecinos, de contacto con viajeros y extranjeros, de ahí que en el lenguaje metafórico se hayan asociado las fuentes con la cultura y el conocimiento. Y para marcar la imbricaciñon entre fuente y espacio público, para resaltar la importancia de la primera como elemento organizador del segundo, las fuentes se hicieron cada vez más ornamentales. Un símbolo de la cooperación entre la ingeniería y el artista.
Hace unos días, pudimos compartir con una visita nuestras experiencias de cooperación internacional. Pudimos repasar también las acciones de Reikon, nuestros distribuidores en Holanda, que han creado en Mombasa una empresa para garantizar suministro de agua potable a cientos de miles de personas. Y creemos que esta es la base de una ayuda al desarrollo verdaderamente eficaz. Porque la labor más importante que pueden desarrollar las empresas no consiste en financiar acciones solidarias, sino en compartir su conocimiento. La mejor RSC consiste en hacer productos robustos, sencillos que se venden a precios asequibles. Las máquinas baratas de origen asiático rompen al poco tiempo en los países africanos y no hay medios para repararlas. Las de Gefico, concebidas para un medio hostil como el mar, en el que no se puede llamar al servicio técnico, acaban siendo ideales para entornos difíciles como una isla remota o un  país en vías de desarrollo.
En este contexto, nuestro compañero Jorge Morillo, desde su atalaya en Oriente, nos proponía un proyecto en el que potabilización de agua y espacio público van íntimamente unidos. El año pasado acabamos en Gefico el proyecto Acacia. Se trata de un prototipo avanzado de sistema de purificación de agua que elimina contaminantes emergentes como ansiolíticos, antibióticos, restos de drogas... Este año hemos presentado bioSPAce, un concepto que une los saberes de Galopín y Gefico para responder al problema de la contaminación urbana generando espacios saludables, usando el agua para generar salud. De este modo, los saberes se unen y colaboran para ir mucho más allá de atender las demandas del mercado. Tratamos de detectar tendencias y necesidades sociales: reflexionamos sobre ellas y nos volcamos en un trabajo que quiere mejorar la calidad de vida de las personas a través de la salud física y el bienestar social.




18 de marzo de 2016

EL JUEGO COMO FRENO A LA VIOLENCIA

Como sabéis quienes seguís estas entradas, en As Salgueiras defendemos la importancia del juego en el proceso de formación y educación de los niños. El juego libre (el play de los anglosajones) es la herramienta fundamental por medio de la cual el niño descubre sus posibilidades de interacción con el mundo y con sus semejantes. A partir de éste, surgen los juegos organizados (el game) que obliga a consensuar normas, a seguir unos pasos, respetar al otro. Por analogía, el juego es la primera forma de socialización democrática: el juego libre representa al individuo, con sus derechos; el juego organizado, al individuo con sus obligaciones y responsabilidades hacia los demás y hacia las reglas pactadas.
Por eso nos ha alegrado que el prestigioso Global Teacher Prize, otorgado por la fundación Varkey, haya recaído este año en la profesora palestina Hanan Al Hroub, profesora de la escuela secundaria de Samiha Khalil, en Palestina, uno de cuyos lemas educativos se resume en la frase "jugar para aprender". La historia de la profesora Hroub es un ejemplo de superación y confianza en las posibilidades del ser humano. Criada en campos de refugiado, en un entorno de privaciones y violencia, tomó la decisión de dedicarse a la enseñanza cuando su marido y sus hijos fueron tiroteados un día camino de la escuela. En ese momento decidió que su experiencia para superar un suceso traumático debía aprovecharla para ayudar a otras familias y niños a superar un entorno adverso.

Como profesora, Hanan Al Hroub se ha propuesto romper el círculo vicioso de la violencia ("niños educados en un entorno de violencia llevan esos comportamientos al aula como un método pantalla, para evitar que los profesores podamos cumplir nuestra misión"). Para lograrlo, Hroub recurre a los juegos como herramienta base de su propuesta educativa. El respeto a las reglas de juego y a los compañeros, el compromiso con el cometido que cada uno debe desempeñar en el proceso, el recurso a la narrativa, los cuentos y las historias y el refuerzo de las actitudes positivas ha convertido a esta mujer en un referente mundial, continuamente solicitada para dar charlas y conferencias que expliquen su método de enseñanza en la no-violencia. 
Los mensajes de Hanan Al Hroub son tan sencillos como lapidarios: "Jugamos y por eso aprendemos"; "queremos paz, queremos que nuestros hijos vivan sus infancias en paz"; "tenemos que críar a nuestros hijos a la vez que los educamos". A primera vista, podría pensarse que su situación y sus reflexiones no tienen aplicación en un primer mundo acomodado, lleno de servicios y volcado en la especialización y la tecnología. Pero si lo pensamos un poco....¿no es posible que buena parte del fracaso escolar derive del hecho de que concebimos la educación como un proceso estandarizado de adquisición de conocimientos y nos hemos olvidado de la "crianza", del desarrollo físico, psicológico y emocional de cada niño?

11 de marzo de 2016

LEER ANTES DE USAR


En una entrada reciente comentábamos el caso del colegio de Silicon Valley en el que estudian hijos de directivos de empresas tecnológicas y que, sin embargo, prohibe el uso de tablets, móviles u ordenadores portátiles. Estos días hemos podido conocer dos escuelas británicas que aportan un nuevo enfoque a la hora de plantear cómo y cuándo deben acceder los niños a las nuevas tecnologías y redes sociales. Las Acorn School, en Londres y Gloucestershire, prohibe a los menores de 12 años el uso de móviles y ordenadores. No solo en clase sino que pide a las familias un compromiso para que los niños tampoco puedan usar smartphones o internet en sus casas. El plan de estudios de estos colegios fomenta la lectura, la escritura, la caligrafía, la realización de trabajos en madera y el contacto directo con la naturaleza.
 
La restricción del acceso a internet, que el colegio propone, está generando su propio debate en el seno de la comunidad educativa, en un mundo en el que el "corta y pega", la versión tecnológica del plagio, se ha generalizado hasta tal punto que estos días las universidades anuncian la adquisición de programas de software que escanean los trabajos y tesis de los alumnos para detectar si son simples descargas de archivos de la red. Las escuelas Acorn tratan de fomentar el gusto por la lectura y la reflexión propia, frente al ensimismamiento irreflexivo de la búsqueda y descarga de archivos e imágenes. Como dice el lema del colegio, tratan de crear un espacio para "pensadores equilibrados, creativos y útiles".


Al mismo tiempo, los responsables de la escuela fomentan el estudio y el conocimiento de las nuevas tecnologías. Los niños estudian los rudimentos básicos de cómo funciona un ordenador, el origen de internet, las posibilidades y los riesgos de las redes sociales. A los 14 años, y como colofón final del conocimiento acumulado, los alumnos montan su propio ordenador como parte de sus trabajos escolares, recurriendo a kits sencillos de firmas como Rapsberry Pi. La postura básica de la escuela en torno a las tecnologías se resume en unos pocos puntos fundamentales:
  1. La tecnología es un aspecto fundamental en la sociedad actual y en la formación de los niños
  2. Los niños no necesitan acceder a la tecnología en las etapas tempranas de su proceso formativo
  3. Los niños necesitan conocer bien las tecnologías y las implicaciones de su uso antes de acceder a las mismas.
En cierto sentido, el colegio contempla las nuevas tecnologías de modo semejante a una tarjeta de crédito o una licencia de conducción. Son elementos básicos en nuestra sociedad pero es preciso fijar una edad para usarlas.... y fomentar el conocimiento previo para garantizar un uso responsable.

4 de marzo de 2016

LOS VECINOS TIENEN LA ÚLTIMA PALABRA

Al hilo de la entrada de la semana pasada, nuestros compañeros de Galopín nos han recordado que muchos países de la Unión Europea, especialmente en la mitad norte, cuentan ya con fórmulas de diseño y licitación de espacios públicos que incorporan como algo habitual la participación de los vecinos. En paises como Reino Unido, Holanda o los países escandinavos, el proceso se divide en dos grandes segmentos. De una parte, los poderes públicos y los técnicos de la administración se encargan de poner en marcha el proceso, por ejemplo, diseñar la política de espacios públicos de una localidad, o la partida presupuestaria concreta que se puede destinar a cada proyecto. Abierto el proceso de concurso público, los técnicos se encargan de hacer una valoración inicial de las propuestas presentadas, si se ajustan a los criterios técnicos, de seguridad, si los materiales son ecológicos, respetuosos con el medio ambiente... en fín, determinan la adecuación de las propuestas al pliego del concurso y descartan aquellas que incumplen alguna de las condiciones.

Hasta aquí, el proceso no se diferencia mucho de lo que ocurre también en nuestro país. La novedad es que, una vez seleccionados tres o cuatro propuestas, las que mejor se ajustan al proyecto público, se deja la decisión final en manos de los vecinos. En localidades como Capelle, integrada en el municipio de Waalwijk en Holanda, el ayuntamiento delimita los barrios que considera como usuarios habituales del parque público que se está diseñando o remodelando. Luego les remite a los vecinos que viven en esa zona un sobre con imágenes e información de las diferentes propuestas presentadas y un sobre de votación en blanco. En este sobre, los vecinos pueden incluir la imagen del proyecto de su preferencia y remitirlo de vuelta al concello. Siguiendo este proceso, la propuesta de Galopín cuyas imágenes ilustran esta entrada fue seleccionada por los vecinos, que la valoraron por encima de los diseños presentados por otras firmas.
 

Como defensores del papel de los parques y zonas de juegos como agentes de activación social y generadores de valores de ciudadanía, creemos que la participación vecinal en su diseño supone un acierto y un beneficio para todos. Para los poderes públicos, que pueden contar con la garantía de saber que lo que se está realizando cuenta con la aprobación de los usuarios finales. Para la propia comunidad, que participa en la toma directa de las decisiones que afectan a su calidad de vida y al diseño de su entorno. Qué puede ver reflejada cómo quiere que jueguen sus hijos, cómo quieren disfrutar su ocio... Para quienes trabajamos en el diseño, en la búsqueda de materiales nuevos, en las mejoras de normas de seguridad, conocer lo que los usuarios opinan es siempre un retorno de conocimiento valiosísimo. El diseño del espacio público implica siempre un diálogo, un diálogo de técnicos y vecinos, de adultos y niños, incluso un diálogo del pasado con el futuro (cómo éramos como comunidad y cómo queremos ser el día de mañana). Y defendemos que este diálogo se incorpore a los procesos públicos como ya hacen algunos socios comunitarios.